Reconozco que mi capacidad de asombro hace años que alcanzó su tope y ahora ya no hay nada que me sorprenda. Ayer me enteré de la muerte de uno de nuestros Árboles Singulares, más bien de su asesinato, y no me sorprendió, llevo viendo obras maestras de estas sanguijuelas desde que tengo uso de razón. El mundo es suyo, eso es cierto. Mi interés por la conservación de la Naturaleza era hasta hace algo menos de 6 años una cuestión de puro egoísmo, por el mero placer del disfrute de la Belleza con mayúsculas y por el indudable enriquecimiento personal que nos aporta el mantenernos unidos con la Naturaleza. Ahora ese egoísmo se ha transformado en un egoísmo de padre. Y ahí se acaba todo.
Desde pequeño soy absolutamente consciente de que nuestra especie va a acabar consigo misma. Es algo natural puesto que somos una obra de la Naturaleza, es bueno asumirlo cuanto antes. Puede que nos llevemos a un puñado, cientos, miles de especies con nosotros en nuestra caída, pero no nos hagamos los interesantes, a los pocos años de haber desaparecido el último ser humano de la Tierra, la Naturaleza se recuperará, como está ocurriendo en Chernobyl.
El de la motosierra y el herbicida no ha hecho nada destacable, estoy harto de ver cosas peores. Yo sólo lo siento por el pobre Roble Grande, que vio pasar bajo su copa generaciones de leñadores sin que le tocaran un pelo, esto le debió coger por sorpresa. Por mucho que el método sea el habitual de esos seres analfabetos y avariciosos que se creen por encima de todo.
El de la motosierra y el herbicida sólo ha hecho el mundo un poco más feo. Pero no importa, para cualquier animal el Roble Grande era un roble más y para las personas parece que también. Hoy hay Champion League.